sábado, 15 de septiembre de 2012

Razones para amar a jesùs

Un millon de razones para.....   Amar a Dios



¿Qué hombre en el mundo no se cree importante? Incluso los que no lo son se creen injustamente tratados con lo importante que son.
Somos así y nos lo creemos porque somos portadores del germen de la divinidad. Nuestro progreso es permanentemente impulsado por nuestras ilusiones, nuestros deseos y nuestros sueños.
Todos esos millones de seres importantes, en sus orígenes fueron creados por Dios.
¡Cómo no será Dios de importante!
Pero no acaba ahí la cosa. Dios ama tanto a ese ser pequeño, pero grande en posibilidades, que quiso ser como el.
Bajó del cielo, se hizo hombre, y desprendiéndose de su rango divino, pasó por uno de tantos: Hizo el bien, criticó la injusticia, la hipocresía, la tibieza,… Y lo que es más importante, nos enseñó como amar a Dios Padre y como amarnos entre nosotros. Nadie sabe más de amor, ni ama más, que el que da la vida por sus amigos. Jesucristo la dio por todos nosotros para rescatarnos de la idolatría, del pecado, de la falsedad, de la desconsideración con la mujer, y de la incomprensión hacia las personas enfermas y disminuidas.
La pena fue que no pudo quedarse mucho tiempo. La verdad en este mundo molesta, la luz descubre la perversión y, su reino no es de este mundo. Este mundo, desgraciadamente, aun no lo reconoce como Rey. Algún día tomará la Tierra como parte de su reinado y sabremos todos quien es Dios. No solo padre amoroso, sino también Juez justo.
Los que esperan tienen aceite en sus lámparas. Pero muchos de los que no esperan son capaces de las mayores atrocidades. Algunos pretenden dejar huérfanos a la humanidad entera. Les dicen: Si no tenéis padre ¿Para qué tener esperanza? ¿Para qué refugiaros en una falsa leyenda escrita por hombres? El hombre es perverso, impío, embaucador. Escribe historias llenas de sentimientos, los adorna con incursiones divinas, y lo adereza con semillas de amor, todo ello con un objetivo, engañar y poder así vivir del cuento. ¡Que idea más peregrina! Pretender hacer creer que donde se habla de amor allí no hay amor, que donde se habla de milagros allí solo hay pura magia, que donde se habla de Dios allí no hay Dios.
¿No será que es más fácil doblegar la voluntad del hombre en un mundo sin Dios, sin esperanza de vida eterna, y haciéndole ver que los placeres del cuerpo, la carne, son los verdaderamente importantes?
Si uno está hipotecado hasta los ojos: piso, coche, móvil, Internet, aire acondicionado,… ¿Podrías trabajar sólo media jornada y la otra media dedicarla a la educación de tus hijos y a instruirte a ti mismo, para saber analizar y poder ver claro si los gestores de tu dinero (impuestos) y los que se meten en tu casa de día y de noche: radio, TV, quieren lo mejor para ti?
La sabiduría innata de la naturaleza y de nuestros propios cuerpos, les hace crecer y conservarse sin complicaciones cuando la mente está en paz y en armonía con su entorno.
Cuando la mente es agitada con odios, deseos de venganza, rencores, miedos, envidias,… la enfermedad del cuerpo está cercana. Conclusión: La mente que se nutre de buenos pensamientos, proyecta salud al cuerpo, de ahí la importancia y veracidad de las palabras de Jesús, las mismas traen salud al cuerpo y a la mente.
El cristiano es libre, crítico, sumiso, a veces rebelde.
Conoce a Cristo que espera a tu puerta, ábrele tu corazón que quiere morar en ti.

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